Última de las atalayas almerienses, pues las que le siguen corresponden al litoral granadino. Su origen es probablemente medieval, pues ya figura entre las enumeradas en 1501.
Aparece situada a poniente de Adra, en las inmediaciones de la rambla homónima. En las relaciones del siglo XVIII se registran diversas reparaciones para garantizar su estado de servicio.
Bucarelli proyectó dotarla de artillería pero el Reglamento de 1764 no contempló dicha opción y se mantuvo como torre vigía hasta que el terremoto de 1804 la dejó cuarteada e inútil para cumplir su función.
No obstante, sirvió de apoyo para las fuerzas policiales encargadas de la vigilancia del litoral. Durante la última década del siglo XX esta torre ha sido restaurada con criterio poco afortunado.
Fuentes:
Castillos, Fortificaciones y Defensas, IEA, tomo 4, pág. 181.
* Poco o nada sabemos de la utilización de esta torre por los Cuerpos de Carabineros o de la Guardia Civil, salvo que constituía un emplazamiento único, dado el panorama que desde ella se divisa, para que cumpliera sus funciones el Vigilante de Día del Puesto de Costas que la incluía en su demarcación.
En la actualidad, pese a su restauración, tampoco se le conoce uso alguno ni siquiera por el Ayuntamiento del que depende. Al menos, finalicemos en positivo, su entorno está adecentado.
Si algún día decide visitarla, no deje de preguntar, en la vecina pedanía de Guainos Bajos, por "la casa de las Conchas". Seguro que no le defraudará.
Porque en la eterna porfía,
de la fuerza y la razón,
justo es que la rebelión,
conteste a la tiranía.
(Enrique Sierra Valenzuela, poeta abderitano)
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