La Torre de Cerrillos se encuentra ubicada en el paraje natural de Punta Entinas-Sabinar, en el término municipal de El Ejido, aunque el Ayuntamiento de Roquetas la trata como si estuviese en el suyo para algunas cosas... que no son precisamente su conservación.
Remonta sus antecedentes a una estancia situada en dicho paraje. En 1575 se ordenó la sustitución por una torre de tapial que, antes de su conclusión, fue asaltada por los piratas norteafricanos y apresados sus guardas; la obra quedaría en mal estado y poco después se arruinó. En 1592 fue rematada por 337.500 maravedís por el albañil granadino Francisco Gutiérrez de Almarcha, que también trabajó en Roquetas, firmándose el contrato de obligación ante Gaspar de Toledo, escribano de Adra.
A mediados del siglo XVII fue reedificada a costa de Luis de Castro Inestrosa y, probablemente, reparada hacia 1709 por la misma familia. A lo largo del siglo XVIII se enumeran las obras de mantenimiento y Bucarelli pensó en dotarla de artillería, para ello sería necesario el refuerzo de su bóveda y otros reparos menores, sin poder asegurar si llegaron a instalarse los dos cañones propuestos.
A lo largo del siglo XIX se arruinó la cámara superior, convirtiendo dicha torre en inhabitable, aunque las funciones militares y policiales necesarias en dicho paraje se continuarían realizando en las inmediaciones. La torre ha llegado al siglo XXI pendiente de una restauración que consolide sus restos y asegure su futuro.
La Torre del Cerrillo está catalogada como Bien de Interés Cultural desde el 22 de junio de 1993 con la categoría de Monumento con el código RI-51-0007478. Se encuentra bajo la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 de 25 de junio (BOE número 155 de 29 de junio de 1985) sobre el Patrimonio Histórico Español.3 La Junta de Andalucía otorgó un reconocimiento especial a los castillos de la Comunidad Autónoma de Andalucía en 1993.
Tal es el expolio que la torre ha sufrido que se han llegado a sustraer piedras de su mampostería para emplear en obras privadas. De libre acceso, su estado es de ruina progresiva y abandono por parte de las administraciones públicas, como han puesto de manifiesto diversas asociaciones y partidos políticos, necesitando una actuación urgente para garantizar su estabilidad y evitar el riesgo de desprendimientos de elementos de la torre.
Fuentes:
Castillos, Fortificaciones y Defensas, IEA, tomo 4, pág. 177.
Wikipedia.
* No se tiene constancia que la propia torre haya sido utilizada, nunca, por la Guardia Civil; a no ser como punto de referencia. Si se utilizó, como Cuartel, la cortijada que crece a su sombra. Este cortijo, el antiguo Cuartel, en la actualidad es propiedad privada y se utiliza como residencia de descanso.
A día de hoy, los propietarios han añadido a la construcción original de lo que fue el Cuartel un porche con arcos a lo largo de toda la fachada, un garaje almacén a la derecha y un patio de cañizos a la izquierda, amén de plantar una palmera que luce airosa al frente. El que esta edificación pasara a ser propiedad privada ha evitado, sin duda, que corriera tan aciaga suerte como la torre protagonista de este capítulo.
También tenemos conocimiento cuando redactamos este trabajo, de un inminente acuerdo entre los Ayuntamientos de El Ejido y de Roquetas de Mar para la restauración de la torre que nos ocupa.
A unos doscientos metros de la torre, entre esta y la playa, se levanta un vértice geodésico y junto a él una cruz de mármol erigida a la memoria de Asdrúbal Ferreiro y Alfonso Blanch, pilotos del SVA cuyo helicóptero se estrelló en el mar de Alborán –y ya van dos en los últimos años- el 15 de diciembre de 1989. Un pesquero de Roquetas de Mar encontró el cuerpo sin vida de Asdrúbal Ferreiro, el copiloto. Del piloto y de la aeronave nunca más se supo a pesar de haberse buscado, con ahínco, y todos los medios de que se disponía en aquel tiempo.
7 diciembre de 1964.-
Bendición y entrega de una Bandera Nacional al Puesto de Cerrillos.- A la izquierda: El Teniente Coronel Atarés con la bandera.
Derecha: Doña María Dolores Espinar, madrina del acto, durante su alocución. Era la esposa del director de la Empresa Salinera, cuyos productores habían donado la bandera que se entregaba (fototeca de la Comandancia).
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