jueves, 19 de abril de 2018

19.- TORRE de la TESTA

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Sobre la cima de este cerro, en el año 1570, Antonio del Berrio y Luis Machuca propusieron hacer una torre. Hacer una torre en lugar tan elevado e inhóspito es un proyecto cuya motivación se nos escapa, como no sea el de poseer un mirador inigualable sobre el mediterráneo.

El caso es que la finalizaron en 1584 los hermanos Diego y Gregorio García, albañiles granadinos, con un coste de 431.250 maravedíes. Los últimos detalles se los dio en 1593 otro granadino, Sebastián de Castro, carpintero y avalista de los albañiles citados.

El 31 de diciembre de 1658 la torre quedó arruinada por un terremoto. Posteriormente, en fecha indeterminada, sufrió el impacto de un rayo.

Habilitada por el reglamento de 1764, José Crame la rehabilitó en 1767 con un presupuesto de 2.301 reales de vellón.

Después de la Guerra de la Independencia sufrió un importante deterioro, para terminar siendo demolida al terciar el siglo XX, durante la Guerra Incivil.

En 1932 el arqueólogo alemán Adolf Schulten intentó localizarla pero no la encontró. Es evidente que no buscó como debía porque sus restos continúan en la cima del Cerro. 

Fuentes:
Castillos, Fortificaciones y Defensas, IEA, tomo 4, pág. 162

* Al igual que el Torreón de San Miguel del Cabo de Gata presenta una simbiosis con el Cuerpo difícil de ocultar, ocurre todo lo contrario en el caso que nos ocupa.

Derruida desde tiempos inmemoriales, oculta hasta el punto que al arqueólogo alemán Adolf Schulten, le fue imposible encontrarla cuando se puso a buscarla en el año 1932, es de todo punto extraño que la Guardia Civil usara el Cerro de la Testa más que como ocasional otero… y esto con reparos, dado el tiempo –y las dificultades- que se necesitan para llegar a la misma.

Pero nosotros teníamos una foto de 1960 con un Guardia Civil sobre el cerro y no íbamos a ser menos. Si nos ponemos, nos ponemos. O como se lee en la Circular de 14 de junio de 1853, “no debe haber sierra por fragosa que sea; no debe haber monte por espeso que parezca, sin que se haya presentado el sombrero de la Guardia Civil”.

Así que, diligentes, investigamos, localizamos –los restos-, la fotografiamos y pasamos al siguiente capítulo de este trabajo.

A día de hoy, el Cerro de la Testa se ha convertido en un lugar totémico y telúrico. Y a 343 metros sobre el nivel del mar, continúan expuestas a quien las quiera visitar las ruinas de la torre.

Moraleja: Merece el esfuerzo subir hasta el cerro de La Testa; las vistas, a poniente y a levante, son únicas e incomparables.

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-lo que queda de la afamada Torre de la Testa

Cerro de la Testa
-rozando el cielo

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