Un recorrido por las torres vigías, torreones y baterías de la costa almeriense en relación con su utilización, en algún momento de la historia, por los Cuerpos de Carabineros o de la Guardia Civil.
jueves, 19 de abril de 2018
15.- FUERTE DE SAN JOSÉ
El Fuerte de San José se encontraba ubicado sobre la peña de Gálvez, actualmente llamada punta del Castillo, en una zona entonces totalmente despoblada, asolada por la piratería berberisca. Se proyectó para defender los puertos naturales de los Genoveses, el Sollarete y Cala Higuera. Para la defensa de las obras mientras se hacía el fuerte, se construyó un pequeño baluarte con dos cañones. Las obras se iniciaron en septiembre de 1733, pero se pararon, poco después, por falta de fondos. Además las pésimas condiciones de vida en la zona, la falta de cereales y los bajos salarios, hicieron pasar hambre a los trabajadores, desembocando en un motín, que el arquitecto Felipe Crame solucionó como pudo.
Las obras continuaron a mediados de 1734 y concluyeron en mayo de 1735. El edificio de dos plantas y grandes dimensiones contaba con tres baterías con capacidad para catorce cañones de diversos calibres. En su planta baja estaba la capilla, cuarteles para los soldados y el sargento, cantina, panadería y horno, almacén de pólvora y pertrechos, cárcel y lugar común. En la segunda planta se encontraban los aposentos. A la fortaleza se accedía por puente levadizo que salvaba el foso.
Dos meses después de su inauguración, durante la conmemoración de la rendición de Ragusa, se dispararon unas salvas de artillería que produjeron varios desperfectos en la obra del fuerte, aún fresca; producidos por haber calzado los cañones en lugar de dejarlos que hicieran su retroceso libremente. Estos mínimos desperfectos, convenientemente amplificados por gentes que tenían animadversión a Felipe Crame y a los constructores de las obras, les tuvieron en juicios durante dos años. Saliendo absueltos cuando se demostró que los desperfectos eran muy pequeños y que se habían producido por culpa de haber sujetado con cuñas los cañones por parte del alcaide de la fortaleza. El fuerte estaba dotado de un capitán, un teniente, un cabo, un tambor y 24 soldados de la milicia urbana, además de un capellán, un guarda almacén y 6 artilleros de la compañía de inválidos. La guerra de la independencia fue desastrosa para el fuerte, los franceses en su retirada se llevaron los cañones de bronce, y los demás fueron inutilizados o clavados.
Después de la guerra, la fortaleza quedo en mal estado y la falta de inversiones la fue arruinando poco a poco. En 1830 se la describe como un montón de escombros que conserva sólo las baterías en las que hay 9 cañones de hierro clavados y 3 más inútiles.
En 1849, arruinado, fue transferido al cuerpo de Carabineros. En 1855 el gobernador militar de Almería autoriza a un vecino de Níjar para que edifique una casa en la gola del castillo, habiéndose edificado anteriormente un almacén en la misma zona.
A mediados del siglo XX, aún se conservaba un cubo de artillería y parte de un paño de muralla en el lado norte. En 1941 los restos del castillo pasaron a depender de la Guardia Civil, tras asumir las funciones de los Carabineros. Posteriormente, sin tener en cuenta la ley que protegía todos los castillos del territorio español desde 1949, en 1973 se edificaría sobre las baterías del fuerte, el edificio de la casa-cuartel de la Guardia Civil de San José.
Del fuerte de San José se ha perdido la vista y la memoria, ya que actualmente es prácticamente imposible darse cuenta que debajo de la masa ocre de la casa-cuartel hubo una impresionante fortaleza.
Sólo quedan, como testigos, los muros redondeados que le sirven de base, incrustados en las rocas.
En la actualidad es propiedad del Ministerio de Defensa y Casa-Cuartel de la Guardia Civil de San José.
(Fuente:
Mario Sanz Cruz / La mayoría de la documentación proviene de los libros de Antonio Gil Albarracín
https://www.cabodegata.net/esecotnv.html)
* El Guardia Civil Retirado Manuel Nieto Freniche, en amena conversación a la sombra de su terraza, que se asoma a la bahía de San José, nos señala:
"Estuve 11 años destinado en el Puesto de San José. Fuí el primero que hizo servicio de puertas en el nuevo Cuartel. El antiguo de Carabineros, que se asentaba más o menos donde ahora queda el Cuarto de Puertas, había sido derruido para construir el nuevo cuartel. Mientras tanto, el Ayuntamiento cedió a la Guardia Civil los locales de una antigua escuela, a unos 300 metros del actual, y allí estuvimos mientras duraron las obras.
No había teléfono. Las novedades urgentes y las órdenes de servicio recibidas en las emisoras de radio de Cabo de Gata o Rodalquilar, eran transmitidas en mano y por línea de servicio.
El cuartel nuevo no tiene cimientos; al haberse construido sobre las ruínas de una antigua fortificación, estas lo impedían. Así que se extendió algo así como una placa o forjado de hormigón y sobre ella se levantó la estructura del nuevo cuartel. El arquitecto, con el que hice buenas migas, visitaba frecuentemente el lugar; se llamaba Pedro Pie y Acosta, y era originario de Somontín".
También nos señaló el Guardia Nieto Freniche que el aljibe que se conserva en el patio del cuartel era el original y se respetó. Ya estaba allí cuando los Carabineros.
- Hay otro testigo del desmán urbanístico cometido en este asentamiento; en el horizonte, la Torre de Los Frailes, sobre Cala Higuera y coronando las cumbres de Loma Pelada.
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